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¿ES ANSIOSO TU HIJO?

  • Jacqueline Tello
  • 3 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 24 mar 2023


Es normal que las personas experimentemos cierto grado de ansiedad. Es un mecanismo protector que se activa ante situaciones amenazantes. El problema es que los seres humanos, podemos percibir como amenazantes situaciones que en realidad no lo son y activar así el mecanismo de la ansiedad, generando un desgaste físico y mental. Muchos niños experimentan variadas preocupaciones y tienen dificultad para lidiar con los cambios, las expectativas y las diversas demandas propias de su edad. Situaciones familiares, escolares o personales, e incluso las noticias diarias que se escuchan en el noticiero, pueden desencadenar preocupaciones excesivas en los niños que afecten su salud y su estado de felicidad. La ansiedad puede hacer crecer el “Centro del miedo” del cerebro del niño, afectar el nivel de atención, concentración y memoria; la percepción de las emociones y la regulación de las mismas.

La ansiedad infantil se presenta cuando los niños no tienen las habilidades necesarias para responder y solucionar situaciones que les causan sufrimiento y a las que les resulta difícil adaptarse.

Los niños con ansiedad se muestran irritables, nerviosos, experimentan miedos intensos, preocupación e inquietud, tienen problemas para regular sus emociones y están constantemente en estado de tensión. Pueden presentar también síntomas físicos como frecuentes dolores de cabeza o estómago. También pueden morderse las uñas, rechinar los dientes durante la noche, tener pesadillas, ser muy dependientes o perfeccionistas, o mostrarse constantemente aburridos.

La ansiedad infantil puede favorecer la aparición de dificultades de aprendizaje, dificultades de adaptación, conflictos de comportamiento, aislamiento social, irritabilidad con padres y hermanos, llantos, rabietas, miedos, entre otros.

Es un problema que se debe tratar a tiempo pues, al estar los niños en pleno proceso de desarrollo, no atender esta problemática puede influir en el desarrollo de su personalidad, generando consecuencias en su vida adulta. Y no solo en su salud mental, sino también en su salud física, ya que se ha demostrado que la personalidad ansiosa está relacionada con afecciones físicas como la hipertensión, los trastornos del sueño, trastornos alimenticios y algunos tipos de cáncer.

Gracias a Dios, se puede enseñar a los niños a gestionar su ansiedad. Esto es parte del entrenamiento de la inteligencia emocional, tan importante para desarrollar una personalidad sana y llegar a ser un adulto feliz.

No duden en consultarnos si necesitan ayuda, al teléfono 999950182.


 
 
 

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